26-01-2017, 19:20
El conmovedor cuento de un perro fiel
02-01-2.017
Hay historias conmovedoras como las de fidelidad de algunos animales. Este relato que les cuento hoy va sobre esa extraña cualidad que llevan en el ADN algunas de nuestras mascotas. Quizá hayan oído ya algo sobre ello, pero merece la pena dejar constancia aquí. Es la historia de un perro que calentó y protegió durante dos días a su compañera herida en una vía ferroviaria bajo el frío invierno ucraniano que ha conmocionado a las redes.
Como en los tradicionales cuentos de Navidad, el relato se hizo viral cuando Denís Malaféev decidió publicarlo en Facebook. Los hechos ocurrieron en las cercanías de la estación ferroviaria de Úzhgorod, una localidad ucraniana situada al oeste del país, en la frontera de Eslovaquia. Malaféev escuchó a varias pesdonas hablar de una pareja de canes que llevaba dos días en medio de una vía ferroviaria. Al llegar al lugar de los hechos, descubrió que la perra había sido herida por un tren y no podía caminar; el otro animal se quedaba a su lado para calentarla y protegerla cuando pasaban los trenes.
“Escuche a un tren llegar y me sentí inquieto. Al oír la señal del maquinista, el perro se acercó, se pegó a la perra y se tumbó a su lado. Ambos bajaron la cabeza, apretándola contra el suelo, y el tren pasó por encima de ellos. El perro ha estado haciendo esto durante dos días seguidos, escribió el hombre tras filmar la impactante escena. “La calentó durante dos días para que no se congelara y corrió peligro cada vez que pasaba un tren. No todos los humanos serían capaces de hacer algo así”, comentó, admirado por la noble actitud del animal.
Tras esta publicación, los animales fueron rescatados y trasladados a un centro de acogida. En un solo día la publicación en Facebook recibió más de 40.000 me gusta. Incluso los usuarios de la red bautizaron a los animales con los nombres de Lucy y Panda. Y así se les llama ahora a estos canes. Un buen argumento para una película.
No es la primera vez que un perro es protagonista de un relato de este tipo. Todavía se recuerda la historia de Bobby, un terrier de un policía de la ciudad de Edimburgo llamado John Gray. Eran inseparabales. Bobby era muy popular en la zona por la cantidad de trucos que sabía realizar. Cuando Gray muere de una tuberculosis furibunda, Bobby permanece junto al féretro y sigue al cortejo hasta el cementerio de Greyfriars Kirkyard, lugar donde reposarían los restos de John. En un acto de fidelidad extrema, Bobby pasaría el resto de los 14 años que le quedaban de vida montando guardia sobre la tumba de su fallecido amo.
Todos pensaban que el animal se marcharía pasados unos días. Pero pasaban los años e incluso los crudos inviernos de Escocia y Bobby permanecía fiel en su guardia. Solo se retiraba de vez en cuando para beber y conseguir comida, o cuando la nieve le impedía permanecer en el lugar. Con los años Bobby se fue transformando en una leyenda local y personas que admiraban su fidelidad comenzaron a alimentarlo y a suministrarle un refugio en el invierno.
A tal punto creció esta fama que en 1867 el mismo Lord Provost de Edimburgo, Sir William Chambers, intervendría personalmente para salvar a Bobby de la perrera y además, para evitar futuros accidentes de este tipo, declararía al fiel can como propiedad del Consejo de la Ciudad. Bobby moriría sobre la tumba de su amo en 1872, y al no poder ser enterrado en el cementerio la gente del lugar se reuniría para construirle una fuente con una estatua en su honor no muy lejos del camposanto. La estatua miraba hacia la tumba de John Gray.
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Hay historias conmovedoras como las de fidelidad de algunos animales. Este relato que les cuento hoy va sobre esa extraña cualidad que llevan en el ADN algunas de nuestras mascotas. Quizá hayan oído ya algo sobre ello, pero merece la pena dejar constancia aquí. Es la historia de un perro que calentó y protegió durante dos días a su compañera herida en una vía ferroviaria bajo el frío invierno ucraniano que ha conmocionado a las redes.
Como en los tradicionales cuentos de Navidad, el relato se hizo viral cuando Denís Malaféev decidió publicarlo en Facebook. Los hechos ocurrieron en las cercanías de la estación ferroviaria de Úzhgorod, una localidad ucraniana situada al oeste del país, en la frontera de Eslovaquia. Malaféev escuchó a varias pesdonas hablar de una pareja de canes que llevaba dos días en medio de una vía ferroviaria. Al llegar al lugar de los hechos, descubrió que la perra había sido herida por un tren y no podía caminar; el otro animal se quedaba a su lado para calentarla y protegerla cuando pasaban los trenes.
“Escuche a un tren llegar y me sentí inquieto. Al oír la señal del maquinista, el perro se acercó, se pegó a la perra y se tumbó a su lado. Ambos bajaron la cabeza, apretándola contra el suelo, y el tren pasó por encima de ellos. El perro ha estado haciendo esto durante dos días seguidos, escribió el hombre tras filmar la impactante escena. “La calentó durante dos días para que no se congelara y corrió peligro cada vez que pasaba un tren. No todos los humanos serían capaces de hacer algo así”, comentó, admirado por la noble actitud del animal.
Tras esta publicación, los animales fueron rescatados y trasladados a un centro de acogida. En un solo día la publicación en Facebook recibió más de 40.000 me gusta. Incluso los usuarios de la red bautizaron a los animales con los nombres de Lucy y Panda. Y así se les llama ahora a estos canes. Un buen argumento para una película.
No es la primera vez que un perro es protagonista de un relato de este tipo. Todavía se recuerda la historia de Bobby, un terrier de un policía de la ciudad de Edimburgo llamado John Gray. Eran inseparabales. Bobby era muy popular en la zona por la cantidad de trucos que sabía realizar. Cuando Gray muere de una tuberculosis furibunda, Bobby permanece junto al féretro y sigue al cortejo hasta el cementerio de Greyfriars Kirkyard, lugar donde reposarían los restos de John. En un acto de fidelidad extrema, Bobby pasaría el resto de los 14 años que le quedaban de vida montando guardia sobre la tumba de su fallecido amo.
Todos pensaban que el animal se marcharía pasados unos días. Pero pasaban los años e incluso los crudos inviernos de Escocia y Bobby permanecía fiel en su guardia. Solo se retiraba de vez en cuando para beber y conseguir comida, o cuando la nieve le impedía permanecer en el lugar. Con los años Bobby se fue transformando en una leyenda local y personas que admiraban su fidelidad comenzaron a alimentarlo y a suministrarle un refugio en el invierno.
A tal punto creció esta fama que en 1867 el mismo Lord Provost de Edimburgo, Sir William Chambers, intervendría personalmente para salvar a Bobby de la perrera y además, para evitar futuros accidentes de este tipo, declararía al fiel can como propiedad del Consejo de la Ciudad. Bobby moriría sobre la tumba de su amo en 1872, y al no poder ser enterrado en el cementerio la gente del lugar se reuniría para construirle una fuente con una estatua en su honor no muy lejos del camposanto. La estatua miraba hacia la tumba de John Gray.