Con amigos, no treneros, hice el otro dia una apreciacion: Los trenes de ahora son una birria.
No huelen a tren, ni se mastican los restos de carbonilla. Todo muy limpio, aseptico, sin ruido.
Miras el tren y te preguntas "donde esta la locomotora ?". No no hay locomotora, todo es locomotora y todo son coches.
Y en las estaciones ya no te dan aquel carton con un agujerito, que era el billete. Y tambien viajabas con aquellos cuadernos llamados kilometricos.
Tampoco te reciben en las estaciones los jefes con el grito "Estacion de Valdecamino de Arriba, cinco minutos"
Y los cambios de locomotora con el consiguiente encontronazo de la nueva locomotora, tanto que te caian en la cabeza las maletas. Si tenias suerte era un paquete hecho con tela de una sabana vieja y cosido a mano. Esto si tenia suerte porque si te caia una de aquellas entrañables y eternas maletas de madera con cantoneras metalicas te hacian un agujero en el craneo.
Ya no se hacen ejercicios de subir la ventanillas rapidamente al entrar en los tuneles. Los conocedores de las lineas avisaban con tiempo.
Y tampoco tenemos ya aquel masticar carbonilla.
Antes uno se atrevia a desenvolver un bocadillo, protegido con un papel de periodico, con las consabidas sardinas, en aceite o escabeche. Ahora igual te expulsan del tren.
Y cuando, desde cualquier lugar, veiamos pasar un tren lo saludabamos con la mano o con un pañuelo y los maquinistas nos devolvian el saludo. Ahora ni te miran. Quizas sea porque nadie saluda o nadie saluda porque no responden.
La imagen, lejana, de un tren de los de antes, con sus penachos de humo y resoplidos nos queda en el recuerdo. . . .y en nuestras maquetas.
Ahora ya nada es como los trenes de antes.
Pero nosotros tampoco.
No huelen a tren, ni se mastican los restos de carbonilla. Todo muy limpio, aseptico, sin ruido.
Miras el tren y te preguntas "donde esta la locomotora ?". No no hay locomotora, todo es locomotora y todo son coches.
Y en las estaciones ya no te dan aquel carton con un agujerito, que era el billete. Y tambien viajabas con aquellos cuadernos llamados kilometricos.
Tampoco te reciben en las estaciones los jefes con el grito "Estacion de Valdecamino de Arriba, cinco minutos"
Y los cambios de locomotora con el consiguiente encontronazo de la nueva locomotora, tanto que te caian en la cabeza las maletas. Si tenias suerte era un paquete hecho con tela de una sabana vieja y cosido a mano. Esto si tenia suerte porque si te caia una de aquellas entrañables y eternas maletas de madera con cantoneras metalicas te hacian un agujero en el craneo.
Ya no se hacen ejercicios de subir la ventanillas rapidamente al entrar en los tuneles. Los conocedores de las lineas avisaban con tiempo.
Y tampoco tenemos ya aquel masticar carbonilla.
Antes uno se atrevia a desenvolver un bocadillo, protegido con un papel de periodico, con las consabidas sardinas, en aceite o escabeche. Ahora igual te expulsan del tren.
Y cuando, desde cualquier lugar, veiamos pasar un tren lo saludabamos con la mano o con un pañuelo y los maquinistas nos devolvian el saludo. Ahora ni te miran. Quizas sea porque nadie saluda o nadie saluda porque no responden.
La imagen, lejana, de un tren de los de antes, con sus penachos de humo y resoplidos nos queda en el recuerdo. . . .y en nuestras maquetas.
Ahora ya nada es como los trenes de antes.
Pero nosotros tampoco.
Alfons
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https://www.emporion.net/trens2/
Mi estación de La Pobla de Segur
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Mi estación de La Pobla de Segur
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