29-10-2015, 14:37
‘Frankenstein-04155’ pesa 32 toneladas más que el modelo original del S-730
octubre 12, 2015|
Un accidente nunca se produce por una sola causa. La velocidad fue uno de los elementos que provocaron el descarrilamiento del Alvia en la curva de A Grandeira, pero no es el único factor que pudo influir en el siniestro. El tren pesa 32 toneladas más de lo que permite Renfe en su propia documentación, según revela el documental ‘Frankenstein-04155’. Según un avance de la cinta, el informe técnico de la operadora ferroviaria para la serie 730 del Alvia, fabricado por Talgo y Bombardier, establece que la masa total de este vehículo en plena carga puede ser como máximo 40 toneladas superior a la del 130 original, cuya tara se sitúa en 312 toneladas.
La película, dirigida por Aitor Rei, desvela que el manual de conducción del modelo de Alvia que se siniestró hace ya más de dos años a la entrada de Santiago sitúa su peso en 384 toneladas, 72 más que el 130 y, por tanto, con un sobrepeso de 32 toneladas sobre el tope fijado por la operadora ferroviaria. El Alvia incorpora dos furgones generadores -al respecto de los cuales el film denuncia un exceso de peso- después y antes de las locomotoras, y por este motivo se presenta con tres centros de gravedad.
En el argot ferroviario fue conocido desde su nacimiento como ‘Frankenstein’ y el ministro de Fomento José Blanco, en su día, lo erigió en un tipo de tren “pionero” en Europa y el mundo, por su carácter “mixto” y su capacidad de circular por ancho variable y con diesel. Es un “mamotreto”, no obstante, y “un aborto de la ingeniería” que obedece “a necesidades e influencias políticas”, incluso, para expertos cuyo testimonio recoge el documental, que se presentará en exclusiva a finales de este mes en la 60 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (‘Seminci’).
En en el Juzgado de Instrucción número 3 de la capital gallega, esta misma semana, el juez Andrés Lago, que heredó la causa de manos de Luis Aláez, cerró el caso con el maquinista como único imputado, al que atribuye un delito de 80 homicidios por imprudencia profesional grave y 144 de lesiones. El cierre se produjo el miércoles y las víctimas, que critican que se ha hecho “en falso”, respondieron con una protesta el viernes, por la perplejidad e indignación que les provoca este hecho.
Se quejan de que el magistrado rechazó admitir numerosas pruebas y declaraciones que ellos, como el abogado que defiende a Francisco Garzón, reclamaban para tratar de demostrar que en este accidente hay más responsabilidades que la del conductor. Así, al margen del despiste de Garzón, que aquel día alcanzó la curva de A Grandeira a una velocidad próxima a los 190 kilómetros por hora después de atender una llamada del teléfono corporativo, los afectados del mayor accidente ferroviario de la democracia española denuncian la merma de seguridad que, como mantenía Aláez, generaron los cambios efectuados en el proyecto inicial de la línea 082, que es la que une Ourense con Santiago.
Las víctimas hacen hincapié en que hubo avisos sobre la peligrosidad de la curva de A Grandeira, como la que hizo un jefe de maquinistas al poco de la puesta en servicio de la línea, por lo brusco de la reducción de velocidad que hacía necesaria y la escasa señalización previa, deficiencias que Lago, a pesar de su decisión, también observa.
octubre 12, 2015|
Un accidente nunca se produce por una sola causa. La velocidad fue uno de los elementos que provocaron el descarrilamiento del Alvia en la curva de A Grandeira, pero no es el único factor que pudo influir en el siniestro. El tren pesa 32 toneladas más de lo que permite Renfe en su propia documentación, según revela el documental ‘Frankenstein-04155’. Según un avance de la cinta, el informe técnico de la operadora ferroviaria para la serie 730 del Alvia, fabricado por Talgo y Bombardier, establece que la masa total de este vehículo en plena carga puede ser como máximo 40 toneladas superior a la del 130 original, cuya tara se sitúa en 312 toneladas.
La película, dirigida por Aitor Rei, desvela que el manual de conducción del modelo de Alvia que se siniestró hace ya más de dos años a la entrada de Santiago sitúa su peso en 384 toneladas, 72 más que el 130 y, por tanto, con un sobrepeso de 32 toneladas sobre el tope fijado por la operadora ferroviaria. El Alvia incorpora dos furgones generadores -al respecto de los cuales el film denuncia un exceso de peso- después y antes de las locomotoras, y por este motivo se presenta con tres centros de gravedad.
En el argot ferroviario fue conocido desde su nacimiento como ‘Frankenstein’ y el ministro de Fomento José Blanco, en su día, lo erigió en un tipo de tren “pionero” en Europa y el mundo, por su carácter “mixto” y su capacidad de circular por ancho variable y con diesel. Es un “mamotreto”, no obstante, y “un aborto de la ingeniería” que obedece “a necesidades e influencias políticas”, incluso, para expertos cuyo testimonio recoge el documental, que se presentará en exclusiva a finales de este mes en la 60 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (‘Seminci’).
En en el Juzgado de Instrucción número 3 de la capital gallega, esta misma semana, el juez Andrés Lago, que heredó la causa de manos de Luis Aláez, cerró el caso con el maquinista como único imputado, al que atribuye un delito de 80 homicidios por imprudencia profesional grave y 144 de lesiones. El cierre se produjo el miércoles y las víctimas, que critican que se ha hecho “en falso”, respondieron con una protesta el viernes, por la perplejidad e indignación que les provoca este hecho.
Se quejan de que el magistrado rechazó admitir numerosas pruebas y declaraciones que ellos, como el abogado que defiende a Francisco Garzón, reclamaban para tratar de demostrar que en este accidente hay más responsabilidades que la del conductor. Así, al margen del despiste de Garzón, que aquel día alcanzó la curva de A Grandeira a una velocidad próxima a los 190 kilómetros por hora después de atender una llamada del teléfono corporativo, los afectados del mayor accidente ferroviario de la democracia española denuncian la merma de seguridad que, como mantenía Aláez, generaron los cambios efectuados en el proyecto inicial de la línea 082, que es la que une Ourense con Santiago.
Las víctimas hacen hincapié en que hubo avisos sobre la peligrosidad de la curva de A Grandeira, como la que hizo un jefe de maquinistas al poco de la puesta en servicio de la línea, por lo brusco de la reducción de velocidad que hacía necesaria y la escasa señalización previa, deficiencias que Lago, a pesar de su decisión, también observa.